Descripción
Calx es pedruscos en estado puro, pedruscos negros como el color que despliega en la copa. Es increíble decir esto pero huele a piedras. Sí, a piedras. Caliza, caliza y más caliza. Yesos. Huele seco, muy seco. Junto con chocolates, cacaos y levaduras. Una nariz que te prepara para lo que luego te vas a encontrar en la boca. Te deja fuera de combate, te quedas mirando la etiqueta y arrepintiéndote de no haber pedido más botellas. Todo lo que tiene de piedras en la nariz lo tiene de blandito en la boca. Lácteos, mantequillas, untuosidad y elegancia. Y un tacto aterciopelado. Elegancia en el trago. Un vino tan sorprendente como el maridaje que canta a gritos. Unos chipirones en su tinta, en abundante tinta. Sorprendente Calx, muy sorprendente.