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Los estares crianza 2016

La zona comprendida por el valle del Duero es una zona vinícola con una repercusión a nivel mundial. Este elemento es un arma de doble filo muy peligrosa o muy beneficiosa. Una bodega, una referencia que de la noche a la mañana se ponga en el punto de mira de conocidos sumilleres, expertos, grandes aficionados, guías, blogs o influencers puede morir de éxito. Y esto último se lo decimos con conocimiento de causa porque alguno de nuestros intocables de la zona ha sufrido esta situación.

El bodeguero apuesta por un vino con una calidad precio inmejorable. Tiene sus viñas, maduración, cubas…un trabajo silencioso, con oficio, con saber hacer. Buscando eso que le gusta en sus botellas añada tras añada. Defendiendo su trabajo.

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Pero un día la bodega, o una de sus referencias se convierte en exitosa. La marca fagocita al vino. Afortunadamente en esa situación la dicotomía en el bodeguero es, o seguir haciendo lo que hace y vender todo o prácticamente todo. O bien, dejarse arrastrar por el éxito y crecer desmesuradamente para abarcar la demanda. Lo que lleva inexorablemente a una pérdida de identidad y de calidad.

Los Estares crianza sigue siendo fiel a lo que quiere conseguir desde el primer día. Lo hemos probado añada tras añada y solo esta sujeto a los vaivenes del clima. Como debe ser.

Nada más verterlo en la copa los aromas se escapan. Verá un color frambuesa con unos detalles teja en un vino con un brillo muy marcado.

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Y la duda le asaltará. Ante una añada siempre hay dudas. ¿Será los Estares crianza? Los aromas de zumo de naranja, el punto alcohólico sin avasallar, los cueros, la menta (bendita menta), un detalle de chocolate y un regaliz sin predominar le dejarán muy tranquilo.

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Es en el trago cuando sonreirá, mirará la copa y disfrutará. Es “los Estares”. Nuestro querido “los Estares”. El tanino integrado y la fruta roja le invaden. Las ceras. Una gran bola de aromas envolviendo toda la boca mientras en el retrogusto lo que ha encontrado con la nariz se reafirma.

¡Que elegante es este vino! ¡Que redondo! ¡Cómo se disfruta!

Un imprescindible en la bodega, con una calidad precio excepcional. Un vino que le arranca una sonrisa cuando ese amigo gran aficionando al vino coge la botella , mira la etiqueta. Y pregunta. ¿Dónde has comprado este vino?