Horola tempranilllo 2015
Hay vinos con los que no puedes ser objetivo. Y lo intentas. Pero te subyugan de tal forma que cuesta separar el disfrute, de la cata. Al final lo consigues. Ya son muchos años metiendo el hocico en las copas y probando vinos cada día. Cuesta pero lo consigues.
Bodegas Horola ha dado un salto cualitativo muy importante. Hace no tanto la bodega tenía seis referencias. Una viura. Dos “horolas” con una etiqueta en la que aparecía una cara. Dos “horolas” monovarietales de tempranillo y garnacha. Y para cerrar el buque insignia de la bodega “el horola mil” de tempranillo.
Pero de sabios es cambiar y de inteligentes afinar el tiro. Justamente el giro que ha realizado bodegas Horola. Ha reducido sus referencias a cinco. La viura. Dos “horolas” de tempranillo y garnacha. Y dos “horolas mil” de tempranillo y garnacha.
El que nos ocupa y queremos presentarle es el monovarietal de tempranillo. Un vino con una capa baja, con un precioso color frambuesa y un brillo que enamora. Añadamos detalles teja y es lo que verá en la copa.
Este Horola es delicioso. Con una total objetividad. Es un vino para disfrutarlo copa a copa. Para sentirlo. Estamos seguros al afirmar que es uno de los mejores tempranillos de la zona. Y es una zona donde la tempranillo es bandera, elaborándose vinos de referencia a nivel mundial. No lo decimos con la boca pequeña, estamos seguros.
El anís, la patata, el regaliz, la vainilla, la cascara de naranja, los cueros… son protagonistas. De una forma sutil, elegante. Una complejidad muy agradable.
Un trago goloso, tánico. Cacaos y zumo de naranja. Una textura muy aterciopelada. Un placer en la boca. Un placer que se disfruta sorbo a sorbo. Un vino para sentarse después del trabajo nada más llegar a casa y deleitarse largo rato.
Si se lo podemos resumir en una sola frase es “complejidad muy estudiada” para Horola tempranillo 2015.
Un detalle que debe tener muy en cuenta con este vino (y con todos) es cuidar su temperatura de servicio. Le recomendamos que lo sirva un par de grados por debajo de la temperatura de servicio de un vino tinto y dejarlo un poco en copa para que este en optimas condiciones de degustación.
